lunes, 19 de mayo de 2014

EL EGO: EL PEOR ENEMIGO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES.

EL EGO ES EL PEOR ENEMIGO DEL HOMBRE.
Hasta ahora no he hablado públicamente nada sobre el caso de la Facultad de Ciencias Sociales. No sé si hice bien o hice mal. Lo que sí sé es que hay problemas. ¿Quién los ha originado? ¿Será el grupo político Alianza Universitaria o el grupo político democracia y moral universitaria? Unos dirán que es el primero, otros que es el segundo. La verdad es que en este tipo de competencias cada quien tiene sus propias expectativas y sus propios intereses; y para lograrlo, establece sus estrategias. A unos no les interesa los medios con tal de lograr su objetivo; a los otros, en cambio, piensan de manera diferente. Si queremos buscar culpables, diremos ambos grupos, quiérase o no reconocer, se equivocaron; pues recurrieron a estrategias vedadas, nada éticas. Bueno, yo no soy quien para juzgar, porque soy juez y parte, no obstante ello, creo que hay que decirlo.

Desde el paradigma newtoniano la causa de nuestros problemas está en el exterior, está fuera de nosotros. Esta manera de ver el mundo ha sido y es la causa de todos los conflictos habidos hasta el momento. Sin embargo, el paradigma quántico, sostiene que todo lo que vemos no es más ni menos que el efecto, que la consecuencia de las verdaderas causas están dentro de nosotros mismos: los culpables no están afuera, somos nosotros que lo permitimos o lo propiciamos. No hay enemigos externos. Nuestro peor enemigo es nuestro ego, quien hábilmente nos manipula, haciéndonos creer que el enemigo esta afuera, buscando culpables donde no los hay. Eso, solo es signo de debilidad; no es ni más ni menos que cobardía.

Debemos ser hidalgos y honestos en reconocer que hemos perdido, que jugamos mal nuestras cartas. Hay que saber perder. Y hay que saber ganar y no embriagarse con el triunfo. También hay que reconocer que tuvimos un golpe de suerte, y no embriagarnos con el triunfo. Imitemos a la naturaleza, y seamos humildes, como la espiga del trigo que mientras más crece, más se inclina.

Oh maestros, amigos míos. ¿Qué estamos enseñando a nuestros alumnos, no solo en las aulas, sino en la universidad de la vida? ¿Qué estamos enseñando, no con nuestras palabras sino con nuestros actos? ¿Qué estamos mostrando a la comunidad, qué imagen estamos mostrando de nuestra escuela, de nuestra universidad, de nosotros mismos? Nada bueno, por cierto. Es una pena , realmente que esto esté sucediendo. Bueno, ya lo hicimos, ya enlodamos nuestro nombre y el buen nombre de nuestras escuelas.

Pero todavía podemos redimirnos, todavía podemos reivindicarnos con nosotros mismos y con la comunidad. Aceptemos nuestros errores, depongamos nuestras actitudes beligerantes, que nada bien nos hace. Ofrezcámonos disculpas mutuas por los calificativos propalados y por los insultos y agresiones dados y recibidos. Démonos un abrazo sincero, esforcémonos en hablar bien de las personas, en lugar de hablar pestes de ellos. Recuerden que lo que no queremos es lo que atraemos. Empecemos a trabajar por nuestra escuela y trabajemos por la autoevaluación y la acreditación universitaria.

No olvidemos que lo que propiciamos en el exterior no es más que la exteriorización de nuestro mundo interior. Si en lugar de estar buscando culpables, aceptamos que solo nosotros somos responsables de nuestros actos, nuestra vida será diferente, armoniosa, saludable y próspera. Si te asocias con alguien y ese alguien te engañó, ¿Quién tiene la culpa? ¿Él que te engañó o tú por asociarte con él y por creer en él? Por supuesto que tú. No te olvides, que todo lo que te pasa, o lo permites o lo propicias. Recuerden que no sólo hay que ser bueno, también hay que parecerlo.

Para terminar me despido con las siguientes frases. Si quieres que te respeten, respeta,  si prometes algo, cumple; y si no tienes deseos de cumplir , mejor no digas nada, pues en boca cerrada no entran moscas. Frente a la duda, consulta; no tomes decisiones basadas  en  suposiciones, pues son malas consejeras. Además, jamás  pienses que todo lo hacen por hacerte daño, se caritativo con tus enemigos, y recuerda que un enemigo es el mejor amigo que  tienes; lo demás es mentira.  

Recuerden que la solución está en nuestras manos, y que a veces  hay que perder para ganar.Todo es cuestión de tiempo.

Hasta pronto. Dios los bendiga ahora y siempre.

martes, 21 de enero de 2014

NUEVAS EXPERIENCIAS CON EL CURSO DE RELACIONES HUMANAS

MI EXPERIENCIA CON EL CURSO DE RELACIONES HUMANAS. Mi nombre es Hugo y soy estudiante de Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad Nacional del Altiplano. Antes de llevar el curso de Relaciones Humanas, era una de esas personas que nunca saludaba a nadie, ni siquiera a la gente que frecuentaba, ni a mis vecinos; y cuando me saludaban contestaba de acuerdo a mi estado de ánimo( a veces contestaba toscamente) o no les contestaba. Como comprenderán no me llevaba bien con mis vecinos y jamás llegué a pensar que todo se debía a un simple saludo. Desde el primer día de clases, el curso me pareció interesante, y comencé a escuchar lo que nos decía el profesor. Nos hablaba de muchas cosas, de la importancia de amar sin esperar recompensa, del perdón, de la práctica de la sinceridad, y especialmente del saludo. El profesor Vargas Irure nos enseñó que un simple saludo puede ablandar los corazones más duros e insensibles. Que al hacerlo con el corazón, es decir de una manera adecuada y con bastante amor, influye en nuestro entorno. Así que tomé la decisión de cambiar, empecé a saludar amablemente a todos mis conocidos. Al principio ellos se extrañaron al ver que les saludaba gentilmente. Algunos de ellos decían que empezaba a comportarme así porque ya tenía enamorada; sin embargo, no era por eso, sino que era porque en verdad quería ver y experimentar si saludando a la gente todo cambiaría. Confirmado, es cierto lo del saludo. La práctica del saludo que empecé a realizar está obrando milagros. Todo está cambiando en mi vida. Me llevo mejor con la mayoría de la gente que conozco; sólo falta llevarme bien con un vecino que tengo, quien no se lleva bien con los demás, pero sé que tarde o temprano me llevaré bien con él. Siempre lo saludo. Al principio no me respondía, pero ahora sí; no lo hace amablemente, pero me saluda y siento que muy pronto entablaré amistad con él.
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